Sunday, February 24, 2013

De los animales más fantásticos de América


De los animales más fantásticos de América
Samuel Bedrich                     

No sé si deba a La Fontaine, Borges, Arreola o Swift los primeros trazos de este breve compendio, pero es claro que además de esas enseñanzas teóricas, la práctica de mi vida por América Latina me ha enseñado que existen, y son Los animales más fantásticos de América.

  Advierto a los lectores, pues es probable que aquellos excesivamente imaginativos y perspicaces encuentren en estas descripciones, características que podrían pasar por conductas racionales, casi humanas. Ruego que sean consideradas meras coincidencias, pues hasta hoy, no existe prueba de que estas especies escapen del bestiario zoológico. Aclaro, sin embargo, que lo más interesante de esta fauna no es sólo su reciente descubrimiento, sino la influencia de la ciencia en su creación o adaptación: son, para orgullo de nuestra América Latina, especies que muestran nuestros progresos en la preservación de la biodiversidad y, adicionalmente, nuestra preocupación por incrementarla.

  Dejo pues en manos del lector este documento, preparado con la intención de animar la investigación y de motivar a nuestras nuevas generaciones para tomar el camino de la ciencia que, sabemos nosotros y saben nuestros gobiernos, es vital para la consecución de nuestras metas de largo plazo: con hazañas como estas, América Latina será un ejemplo a seguir en el mundo.

1. Cuando guiar no es cosa de hombres
Canis lupus consuasoris

El Instituto Nacional de Investigación sobre el Adiestramiento Canino (INIAC) recibió hace unas semanas un premio internacional por su última hibridación.

  Como es sabido por los lectores, el mamífero más cercano al ser humano es el can. No sólo conocemos la existencia de gran cantidad de razas (los hay altos, bajitos, oscuros, claros, orejones, de hocico largo o corto, sin pelo, e incluso más pelambrientos que el Yeti), sino que se sabe que sus orígenes se remontan a la luz de los tiempos y se entrelazan con los de la especie humana: hay sabuesos del Asia como los hay del África o de América.

  Parece, sin embargo, que los más entrenados o fáciles de adiestrar, provienen de los países de Europa occidental. La corona española, la república francesa, los reinos belga y holandés, así como la nación alemana y la democracia suiza, son los que más variedades han producido. ¿Cómo olvidar a los ovejeros alemán y belga, al poodle francés, o al San Bernardo de las montañas?

  El INIAC ha venido perfeccionando estas especies desde principios de los años setenta, y si bien hubo ejemplares en el Japón durante los años cincuenta -para apoyar la reconstrucción- (casi todos de origen norteamericano, pero rápidamente superados por los europeos), los mejores resultados provienen de los experimentos llevados a cabo en África y América del Sur.

  La especie que se ha presentado es particularmente interesante por su habilidad adaptativa. Según el señor Remy Villiers Schwartz, director de nuestro centro nacional, “si fuera un auto, sería un Land Rover 4 x 4 pues su capacidad para recorrer cualquier camino es excepcional. Puede estar tan fácilmente en los glaciares, como en la espesura de la selva amazónica o en los lagos de origen volcánico de la Patagonia”.  A crítica expresa, Villiers respondió que en efecto, a diferencia de cualquier Canis lupus, el consuasoris requiere de alimentos especiales pero, “éstos no son particularmente difíciles de conseguir, aunque su costo es relativamente elevado, pero ningún profesional recomienda que los animales con pedigrí coman cualquier cosa, pues una enfermedad estomacal termina por costar más al dueño, por tener un animal improductivo.”

  Mencionó también que a pesar de su alta capacidad asociativa (parece que se entiende con casi cualquier tipo de ganado, patrones y vecinos), prefiere dormir en áreas separadas, donde pueda reposar a conciencia sus dieciséis horas de trabajo diario. Recomendó cargar siempre con una jaula especial para su descanso o, en su defecto, prepararle un sitio cómodo y separado; aunque se divierte mucho observando fauna local, es preferible que por las noches se le aísle de ella, para evitar posibles contagios.

  A diferencia de otros de su especie, el consuasoris sí ladra con fuerza. Sea un proceso de cacería, visita a un sitio poblado, expedición con acampe o acompañamiento de inspección, el sabueso suele husmear por todos lados y advertir sobre los peligros presentidos o sorpresas halladas: tantos años de práctica lo han hecho perfeccionista y un observador minucioso. Su propietario puede sentirse feliz de saber que no dejará detalle sin señalar.

  Durante la presentación, uno de los asistentes (al parecer un invitado no deseado) se alzó de su asiento y mencionó que en su experiencia, lo anterior era: “parcialmente cierto, pues no todos los Canis lupus tienen el mismo adiestramiento, -e incluso- me atrevo a decir que tienen un pésimo control de calidad y he notado que señalan las cosas, pero son incapaces de poner patas a la obra.”

  Al ser escoltado por los guardias del sitio hacia la salida, el mismo personaje contó la historia de su can, que había guiado a su rebaño hasta la cumbre, pero que se había mostrado completamente incapaz de hacerlos descender y como consecuencia, concluyó entre empujones al salir, había perdido la mitad de su empresa ganadera.

  El ponente, tras esta incómoda situación dejó el tema de lado y abordó entonces la habilidad del canino para comunicarse pues, acotó, es capaz de entender no sólo tres o cuatro idiomas, sino que además es impresionantemente rápido para comprender nuevas lenguas e incluso, aún sin dominarlas a profundidad, descifrar el pensamiento y actuar en consecuencia: “una maravilla de interpretación y visión de largo plazo”, resumió.

  Uno de los asistentes preguntó si en verdad se creía que la especie era realmente apta, pues parecía que en cualquier momento podría rebelarse y poner en riesgo a su amo… El señor de Villiers dio por terminada la reunión  de manera ciertamente abrupta: “Nadie nos comprende, si sólo queremos cooperar”

  El Canis lupus consuasoris puede conseguirse contactando directamente al INIAC.


2. Si se trata de ayudar
Macaca adiutatum ludens sudamericans

Si la oveja Dolly hizo historia al ser presentada como la primera en haber sido clonada, el macaco sudamericano hará historia por la influencia que tendrá entre los homínidos de su especie.

  Si bien existen al menos tres centros de investigación que exigen el reconocimiento de su autoría, ninguno ha sido capaz de presentar documentos probatorios. Un laboratorio mexicano comenzó algunas pruebas en el 85, pero se sabe de ejercicios en el campo de la arqueología a finales de los años setenta, en Centroamérica. Los peruanos, por su parte, insisten que apareció después del terremoto de Huaraz (el que ocasionó el tremendo deslave de Yungay), aunque sus críticos alegan que la zona es demasiado alta para un mono de éstas características.

  El emérito estudioso de las Especies de Comportamiento Socialmente Impredecible, Esteban Durán, del Centro Internacional de Investigaciones de la Selva Central, ha planteado la posibilidad de que este macaco se hubiese propagado por descuido, debido a las laxas políticas de los años setenta, que olvidaban poner especial atención en el transporte e intercambio de experimentos financiados por la CEPAL y el FMI.

  Para él, “es posible que esta especie se haya desarrollado de modo independiente en varias zonas, pero en la medida que fue abriendo su ámbito de influencia gracias a los convenios de protección de especies raras, terminó por mostrar características estandarizadas con mínimas adaptaciones imperceptibles. Sea lo que sea, este homínido se ha extendido por todo el continente, y recientes hallazgos muestran que en África y Europa del Este han ocurrido procesos similares.

  El ludens sudamericans es particularmente servicial y capaz de viajar largos tramos para acudir en ayuda de los de su especie. Cuenta el investigador José Gálvez que en temporadas de hambrunas o fenómenos climatológicos, el macaco presta sus servicios sin exigir nada a cambio, en una especie de conducta solidaria.

  No obstante, las observaciones recientes han permitido descubrir que en la medida en que se incrementa su aceptación en el grupo hospedero, el recién llegado toma posiciones de macho secundario, haciendo de lado a los machos juveniles locales y cortejando a las hembras jóvenes.

  Su inteligencia ha sido particularmente analizada: se ha notado que a sabiendas de su condición de extraño, evita el enfrentamiento con el líder de la manada y por el contrario, le alcanza, a él y a algunas crías, frutos y otros alimentos, además de desdeñar a la hembra principal. Se le ha visto incluso entreteniendo a los pequeños, con lo que suele ganar la confianza del cabecilla y ocupar así un lugar cercano a él.

    Gálvez ha mencionado que han solicitado la ayuda de un grupo de estudiantes de una universidad europea para establecer un programa de monitoreo más ambicioso: ello les permitirá analizar con detalle a estos animales. “Ya con la ayuda de cámaras de visión nocturna y sensores que hemos puesto a los macacos, hemos logrado establecer algunos de los comportamientos más frecuentes”, dice.

  “Nos interesa mucho saber -sigue el investigador- por qué la mayoría de los juveniles no parece interesada en permanecer en el nuevo grupo”. Y es que, salvo casos sui géneris, en que algunos eligen a una pareja y se quedan una temporada mayor, casi siempre terminan por volver a su manada. Es probable que los nuevos estudiantes puedan completar este cuadro con sus observaciones.

  Finalmente, Gálvez, con el humor que le caracteriza, dijo que sentía una analogía  entre sus observaciones y la vida real: “Recuerdo cuando tenía unos ocho años y compré un poster que mostraba a un chimpancé vestido como tenista, que reía mientras miraba a la cámara. En el fondo, decenas de pelotas de tenis yacían en el suelo a un lado de la red, y debajo del mono, que portaba una gran raqueta, un texto decía: ‘no gano, pero cómo me divierto’. A veces pienso que este Macaca adiutatum ludens sudamericans tiene reacciones muy humanas.”


3. Grandes dudas, grandes descubrimientos
Elephantini albus

Si hasta ahora las especies presentadas han parecido originales creaciones derivadas de las condiciones particulares de nuestro continente, la especie que presentamos a continuación es aún más impresionante.

  Distinguir la realidad de la ficción no es sencillo, máxime cuando las especies invaden áreas que jamás habían sido suyas, y ningún centro de investigación, laboratorio universitario, compañía farmacéutica o genética, reclama la paternidad: el elephantini albus no tiene padres claramente identificados, y no se han encontrado especimenes de adultos mayores,  sino juveniles de entre uno y cinco años de edad.

  Algunos lectores se sorprenderán de lo que parece la conjetura sobre la existencia de un ser del que se ignora el proceso reproductivo y el origen, pero no es un ardid, sino falta de información: ha sido comprobada la existencia de este animal (en el continente americano, y en el África). El hecho de que se ignoren algunos de sus rasgos, no lo hace inexistente: equivaldría a negar la presencia del delfín del río Yang Tsé, cuya vida nos es tan poco conocida. El nuestro no es el Unicornio, el monstruo del lago Ness, o el abominable hombre de las nieves, sino un ser con estructura corporal y forma, por no decir carne y hueso, una bestia que ha mostrado un poder de adaptación impresionante.

  Algunos científicos suponen que su superviviencia y multiplicación se debe al cambio climático, pues se sorprenden de hallarlo en las montañas andinas, a más de tres mil metros de altura sobre el nivel del mar, o en sitios inhóspitos y de poca accesibilidad; otro grupo de investigadores sostiene que, aunque tiene una relación interesante con los fenómenos meteorológicos (huracanes, terremotos, sequías, niños, niñas, etc.), también se ha mostrado en áreas con condiciones sociales complejas como la llamada  “pobreza extrema”.

  La teoría más avanzada es la del Comité de Estudios Sobre el Elefante Blanco Americano (CESEBA) quien presume que fue traído del extranjero, suponiendo que podría contribuir a satisfacer las necesidades de los pobladores de bajos recursos, pues tendrían la opción de usarlo como bestia de carga, atracción turística, e incluso como alimento.  Aunque esta idea es plausible, no existen registros de su importación, aún cuando se ha analizado a conciencia toda la historia de América, yendo inclusive hasta el estudio escrupuloso de los viajes de Darwin y Humboldt. Hace poco alguien argumentó que la investigación estaba partiendo de líneas erradas.

  Los que le han visto, insisten que es dócil, adaptable y que, aunque domarlo parece una actividad infantil, es bastante voluntarioso. Se han documentado casos de Elephantini albus agonizantes que al emitir grandes bramidos consiguen hacer que las autoridades locales se preocupen por su supervivencia (y he ahí a los alcaldes, regidores e incluso empresarios locales intentando resucitarlos, casi siempre con resultados infructuosos), pero casi invariablemente, a pesar de todo, fenecen.

  En todo caso, se han descubierto animales de esta especie en zonas selváticas, de alta montaña, valles interandinos, quebradas y bosques secos, áreas naturales protegidas (este último aspecto ha generado una gran controversia, pues finalmente constituye una especie invasora, pero por otro lado se convierte en un atractivo especial), e incluso zonas semi-urbanas (sobre todo en las llamados conos, favelas, vecindades, regiones), lo que ha llevado a los científicos a reflexionar si estos animales ignotos no representan un peligro para el desarrollo de las diferentes áreas. Hubo incluso un presidente latinoamericano que intentó regular su entrada y actividades en el país, pero le fue imposible, pues si se ignora su origen, ¿cómo controlar su permanencia, llegada y alimentación?

  La última idea ha sido establecer un grupo interamericano de alto nivel que, con ayuda de la cooperación internacional, intenta hallar las condiciones para reproducir en laboratorio este impresionante mamífero que tiene la inteligencia de camuflarse y tomar forma del animal más representativo del sitio en que se encuentra (papagayo en la selva, cóndor en los andes, camélido en la montaña y oso de anteojos en casi toda el área sudamericana).

4. Recuperando nuestra identidad
Pantera onca legis

La adaptación y reproducción de una especie en peligro de extinción es siempre un reto. El Centro de Estudios de las Especies en Peligro del Perú y Sur de América (CEEPASA), clama haber conseguido la reproducción de un felino de muy difícil propagación.

  El Otorongo, también conocido como jaguar en países de Centro y Norteamérica, se localiza en una amplia zona geográfica: desde los desiertos mexicanos hasta el norte argentino. Su valor cultural es reconocido desde la época prehispánica, pues sus habilidades de independencia, cacería y la de estar en pareja sólo en época de procreación, lo hacen único.

  El doctor Huamani, del CEEPASA, fue interrogado cómo era que teniendo hábitos tan silvestres, se hubiese logrado la procreación y adaptación en cautiverio urbano de estos animales. Él respondió que en realidad esos ideales de gran cazador independiente forman parte del imaginario colectivo prehispánico, pues, explicó: “si en realidad hubiera sido tan inteligente y fuerte como se dice, no estaría en peligro de extinción”.

  Conjeturó también que así como existe el otorongo de manchas (Pantera onca) y el negro (también Pantera onca, pero con melanismo –exceso de pigmentación oscura-), es posible que el felino tenga una conducta urbana y otra silvestre, pues prueba de ello es que en el Parque de las leyendas (el zoológico de Lima) “hay más de tres animales y nunca se les ha descubierto cazando en la jaula de los tapires o de los armadillos”.

  “En realidad –explicó- la variedad que hemos estudiado es la Pantera onca legis, que se adapta a los largos horarios de tranquilidad necesarios en las sesiones de la cámara… (de observación), realizando actividades de dormitación y, en casos de actividad alimenticia, llevando dietas de altos contenidos nutritivos que, es cierto, resultan caros al erario, pero son por el bien de nuestra comunidad. Aunque debo hacer de su conocimiento que tenemos un grupo que sí realiza ejercicio con frecuencia: es un conjunto que cuando se trata de cambiar posiciones dentro del recinto, es capaz de saltar grupos de bancos –bancadas, les llamamos- hasta encontrar el sitio en que les es más fácil recibir el alimento”

  “Al final –continuó-, preferimos tener unos otorongos que duerman rico, coman bien e hinquen el diente como ninguno, pero que estén en espacios controlados para así evitar la oposición y la lucha agresiva por los territorios que se daría si hubiésemos reproducido la variedad silvestre. Dicho de otro modo, más vale tenerlos bien domesticados, en el recinto legalmente constituido, que merodeando por el campo.”

  Según las declaraciones del doctor Huamani, se tiene planeado hacer un trabajo similar con la rata urbana (Rattus rattus), que ha comenzado a ocupar cada vez más espacios en la ciudad. Se dice que se les ha visto salir de las alcantarillas y que prefieren ubicarse en los edificios de las magistraturas y cortes de justicia, pero no exclusivamente: en años recientes se les ha visto en el aeropuerto internacional, tratando de abordar aviones, e incluso se les ha visto ocupando los recintos de algunos otorongos. Precisamente esta situación es la que ha hecho presumir que también se puede hacer un manejo con esta especie.
 
Lima, 2007

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